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¿Consumir o no consumir leche? He ahí el dilema!

Una de las dudas más frecuente en cuanto a alimentación es el saber si la leche es buena o es mala, ya que, en los últimos años se ha señalado al consumo de leche como un hábito erróneo. Si bien es cierto que una de las características de la leche es la cantidad de grasa, de la cual por su origen animal, predomina la grasa saturada, también es cierto que ésta puede estar presente en la dieta de una persona sin generar problema alguno, siempre y cuando la ingesta total diaria no sea excesiva, es ahí, en las cantidades, donde se encuentra el verdadero problema.


La leche tienen un aporte significativo de nutrimentos así como la adición de vitamina A y D para su venta por litro, esto lo convierte en una fuente importante de proteínas de alta calidad y de micronutrimentos como calcio, vitaminas A, B12, D, riboflavina, fósforo, potasio, magnesio y zinc (Dommarco et al., 2014)


Según datos de la Organización mundial de la Salud las grasas no deberían superar el 30% de la ingesta calórica total. La ingesta de grasas saturadas debería representar menos del 10% de la ingesta calórica, para ello, el consumo de grasas se debería modificar a fin de reducir las grasas saturadas en favor de grasas insaturadas. ("Alimentación sana", 2018)

Los productos lácteos se consideran la mejor fuente dietética por el contenido y la biodisponibilidad del calcio que contienen, y ofrecer la ventaja adicional de proporcionar aportes significativos de otros nutrientes, contribuyendo así a la mejora de la calidad nutricional de la dieta. Se acepta que las mejores fuentes dietéticas de calcio son la leche (120 mg/100 g) (Farré Rovira, 2015)


La leche entera es una fuente innecesaria de grasa saturada y ha sido asociada con el incremento de enfermedades cardiovasculares.(Gidding et al., 2005) Las grasas saturadas incrementan tanto el colesterol como las lipoproteínas de baja densidad, lo que a su vez aumenta el riesgo de enfermedades coronarias; asimismo, las grasas saturadas incrementan la producción de insulina y la expresión de receptores de insulina en las células, por lo que también su consumo aumenta el riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2 (Dommarco et al., 2014).

En la ENSANUT 2012 se dieron a la tarea de analizar el consumo de lácteos en la población mexicana, los resultados muestran que el consumo de lácteos en México es alto, de 167.5 kcal per cápita y en promedio en la población consumidora de 238.4 kcal, que representa 13.3% del consumo total de energía al día La leche fue el principal lácteo consumido en todos los grupos de edad, la consume 70% de los preescolares y 45% de los adultos.

De los consumidores de lácteos se observó que tienen un mayor consumo de grasa saturada, haciendo hincapié a la necesidad de la promoción de la recomendación internacional de reemplazar el consumo de leche entera por leche semidescremada y descremada después de los dos años de edad, lo que está en línea con las prioridades en salud de México, dadas las prevalencias de sobrepeso y obesidad que siguen siendo altas en niños y adultos.

En ese mismo estudio se observó que los consumidores de lácteos tiene mayor consumo de calcio, zinc, vitamina A y vitamina D por lo que no es necesaria la recomendación de retirar la leche de la dieta, pero si es importante vigilar las cantidades y la calidad de la alimentación durante todo el día.


Es importante mencionar que en casos de intolerancia a la lactosa si será necesario el retiro de los productos lácteos, principalmente de la leche. Pero ese tema lo abordaremos en otro blog.




Si quieres consultar más a fondo la información presentada aquí te dejo las fuentes.


Alimentación sana. (2018, 23 octubre). Recuperado 8 mayo, 2019, de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/healthy-diet


Dommarco, J. R., Lopez Olmedo, N., Aburto Soto, T., Pedraza Zamora, L., & Sánchez Pimienta, T. (2014). Consumo de productos lácteos en la población mexicana. Resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. Recuperado de https://www.insp.mx/images/stories/Produccion/pdf/140401_Productos_lacteos-5febrero.pdf


Farré Rovira, R. (2015). La leche y los productos lácteos: fuentes dietéticas de calcio. NUTRICION HOSPITALARIA, (2), 1–9. https://doi.org/10.3305/nh.2015.31.sup2.8676


Gidding, S. S., Dennison, B. A., Birch, L. L., Daniels, S. R., Gilman, M. W., Lichtenstein, A. H., . . . Van Horn, L. (2005). Dietary Recommendations for Children and Adolescents. Circulation, 112(13), 2061–2075. https://doi.org/10.1161/circulationaha.105.169251

 
 
 

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